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Agua Honrubia pantano

El agua es un recurso limitado que se ha de considerar valioso y optimizar su utilización en agricultura para riegos y regadíos.

Aunque la cantidad de agua dulce líquida es constante, su movilidad dentro del ciclo hidrológico hace que se distribuya muy irregularmente en el espacio y en el tiempo, es decir, no siempre y no en el mismo lugar existe la misma cantidad de agua disponible.

En España esa circunstancia se agrava ya que es un país en el que se dan importantes desigualdades en la disponibilidad del agua. Aunque en general se puede considerar un país seco, existe una España húmeda que consume menos agua de la que dispone, mientas que la España seca tiene un importante déficit o falta de agua.

A este respecto, baste indicar que el 41% del agua disponible en nuestro país se concentra en sólo el 11% del territorio, mientras que el otro 89% dispone del 59% restante. Es por lo tanto en estas zonas donde el uso del agua ha de estar convenientemente regulado con objeto de satisfacer todas las necesidades.

También es evidente la distribución irregular en el tiempo de los aportes de agua, aunque este hecho se produce de manera más acusada en zonas tradicionalmente secas.

Las precipitaciones totales anuales de muchas zonas evidencian que los aportes de agua de lluvia son muy irregulares lo que dificulta que puedan realizarse estimaciones de la disponibilidad de agua, si bien una adecuada política de regulación y aprovechamiento eficaz de los recursos hídricos puede hacer que este problema sea mucho menor de lo que es en la actualidad. 

A la distribución temporal y espacial irregular del agua hay que sumar que la demanda de agua crece progresivamente con el tiempo. Los usos industrial y doméstico han venido incrementándose constantemente, mientras que el aumento de la superficie de regadío en España (desde las 1.500.000 hectáreas en los años 50 a las 3.400.000 en la actualidad) ha doblado las demandas de agua para riego.

En Andalucía, una región eminentemente seca, la superficie de regadío ha pasado desde las 300.000 has. en los años 50 hasta las 800.000 actuales, lo que también ha supuesto un notable incremento en las demandas de agua para regadío

Un último efecto, pero no menos importante, reside en un uso muy poco racional del agua. Se tiende a sobreexplotar los acuíferos, derrochar el agua de uso doméstico, y la depuración de los vertidos urbanos e industriales aún no es suficiente para evitar la contaminación incesante de nuestros ríos. Asimismo se han venido realizando prácticas de riego poco eficientes en el uso del agua, aunque es un hecho que está cambiando, no sólo por un mayor conocimiento por parte de los agricultores sino también por el desarrollo de nuevas tecnologías en materia de riegos que ahorran agua y la utilizan de manera más eficiente.

Por todo ello, existe una tendencia al aumento de las demandas mientras que las disponibilidades de agua se mantienen en unos valores más o menos constantes, lo que supone que el déficit de agua en determinadas zonas y particularmente en Andalucía se acreciente considerablemente.

La disponibilidad de agua en una zona está condicionada fundamentalmente a la configuración y características físicas de sus cuencas hidrográficas, que son las superficies del terreno donde se recoge el agua de lluvia o deshielo que fluye en cursos de agua (ríos, arroyos, etc.) yendo a parar al mar o siendo regulada por embalses y presas.

Los recursos hídricos de una cuenca están formados por:

AGUAS SUPERFICIALES: las procedentes de la lluvia, deshielos o nieve que discurren por la superficie.

AGUAS SUBTERRÁNEAS: las que después de infiltrarse en el suelo corren o están almacenadas en el subsuelo.

AGUAS DE TRASVASE: las que proceden de otras cuencas hidrográficas.

AGUAS DE RETORNO: provienen de agua sobrante en otro lugar dentro de la cuenca.

AGUAS DEPURADAS: de la depuración de aguas de uso doméstico o industrial.

Considerando todas las cuencas hidrográficas, la superficie de cultivo regada en Andalucía con agua de diferentes orígenes se especifica en la tabla adjunta: 
Origen del agua has. de regadas - %
Superficial  547.000 - 70.1 %
Subterráneo  225.000 - 28.8 %
Trasvase  2.800 - 0.4 %
Retorno  85 - 0.01 %
Depurada  5.650 0.7  %

La superficie de Andalucía está dividida en varias cuencas, la del Guadalquivir, que ocupa la mayor superficie (59%), seguida de la cuenca Sur (36%), la del Guadiana (4%) y del Segura (1%).

Si exceptuamos la cuenca del Segura, por su escasa superficie respecto a las demás, existen notables diferencias entre la cuenca del Guadalquivir y las cuencas Sur y Guadiana basadas en el tipo de cultivos, sistemas de riego y origen de las agua de riego, ya que en la primera de ellas predomina el origen superficial mientras que en las otras dos el empleo del agua subterránea es más preponderante.

Esto ha provocado una explotación excesiva de los acuíferos, lo que es especialmente grave en zonas costeras donde se ubican estas cuencas, lo que por otro lado ha permitido paliar el efecto de las sequías prolongadas sufridas en la cuenca del Guadalquivir.  

En cualquier caso, la situación de los recursos hídricos en Andalucía es deficitaria, es decir, hay menos agua que la que se demanda.

En muchos casos, los acuíferos tienen una situación general de déficit de agua es insostenible y son necesarias soluciones rápidas pero que surtan también efecto a largo plazo.

 

El agua como recurso limitado - Riego y regadios

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